Esta es la historia de un niño llamado Cristian. Todos los días Cristian se peleaba con su hermana, con sus padres, vecinos, con los compañeros de la escuela...y no se le pasaba fácilmente la bronca, al contrario, a la noche cuando se iba a acostar, recordaba lo sucedido y eso hacia aumentar mas su enojo, continuando con las discusiones al día siguiente.
Una tarde, su padre le entrego un paquete. El niño muy curioso lo desenvolvió rápidamente y se sorprendió muchísimo al ver ese extraño regalo: era una caja de clavos.
El padre lo miro muy serio y le dijo:
-Hijo mio, te voy a dar un consejo: cada vez que pierdas el control, cada vez que contestes mal a alguien y discutas, clava un clavo en la puerta de tu habitación.
Sin entender mucho, Cristian obedeció a su padre.
Una tarde, su padre le entrego un paquete. El niño muy curioso lo desenvolvió rápidamente y se sorprendió muchísimo al ver ese extraño regalo: era una caja de clavos.
El padre lo miro muy serio y le dijo:
-Hijo mio, te voy a dar un consejo: cada vez que pierdas el control, cada vez que contestes mal a alguien y discutas, clava un clavo en la puerta de tu habitación.
Sin entender mucho, Cristian obedeció a su padre.